Educación- dinero y el machirulo de Pérez-Reverte

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Arturo Pérez-Reverte soy consciente de que querer sintetizar su «excelso pensamiento transmutado a papel» a modo de aforismo debe de ser algo inimaginable e inviable para una mente sibilina de mujer, «no como las de antes», como la mía. Atribuir significados concernientes a los pensamientos que aparecen en el mar mental de introspección de cada individuo es un proceso autónomo, específico e inclonable del mismo. Por mucho que tratemos de factorizar hasta el mínimo el sistema pensamiento-significado de otra individualidad, jamás llegaremos a comprenderlo tal y como ella lo hace.
Leer su tweet  no me ha dejado indiferente sobre todo al observar su elección a la hora de escribir esas 21 palabras: «maestros», dinero, más dinero, élite… y salvación…. provocan en una mujer ordinaria como yo…. como mínimo…. pensar. Y no un pensamiento tal que.. a topeeeeee!!! ese tipo que progre y way que es que quiere que le tripliquen el sueldo a los maestros!! yujuuuuuuu!!. Sinceramente me parece una síntesis tan puramente capitalista, vacía de contenido, oportunista y buen rollista, donde ni aun tratando de esnifar sus letras se puede apreciar ni siquiera una leve intencionalidad del susodicho en hacer ver, aunque fuese subliminalmente, lo que en realidad deberíamos concebir todas como el pilar que estructura y fundamenta la labor de la docente: fomentar una educación social «sana», para todas y de calidad, construida desde los cimientos por rígidos valores sociales fundados en el respeto y la igualdad, en la solidaridad, la empatía y la libertad. Tristemente,  la educación en este estado no creo que pueda presumir de ello.

Las políticas educativas lejos de favorecer, lapidan con sus recortes, privatizaciones y demás sinsentidos a quienes luchan y trabajan duro para que una educación de calidad sea posible. Considero que el trabajo de una educadora es uno de los más delicados, complicados e importantes de una sociedad, por ello mismo no comparto ni entiendo como puede ser que tener simplemente un titulo (o varios) sea, en ocasiones, un argumento más que suficiente a la hora de entrar a formar parte de algo tan significativo. Me produce malagana, rabia e impotencia el  escuchar como, sin ningún tipo de reparo ni preocupación alguna, alegan tan alegremente que se decantaron por esa vía «porque no había que estudiar mucho en comparación con otros estudios», «Me fue mal la carrera que elegí hacer primero y me pasé a esto que es más llevadero», «porque vives como una reinona cuando trabajas de eso… tienes más vacaciones que lo normal», «es que…. no me llegaba la nota para hacer otra cosa.. y mira! así hago algo», «estudias un poco duro, te sacas la oposición y a vivir sin mucho esfuerzo»… Me parece vergonzoso e insultante que este tipo de personas formen parte del cómputo de la educación. «Educadoras» de endebles valores sociales cuyas principales motivaciones seguramente se podrían simplificar en la deificación del dinero y del propio confort, en lo material, en una misma. Motivaciones desde mi punto de vista contrarias a las que una educadora debería sentir e impartir, motivaciones que consciente o inconscientemente alienarán a quienes tengan la “suerte” de topar en su camino.

Es absurdo y ridículo que la dignificación de un trabajo dependa solo de aumentar un sueldo. Para que un trabajo sea digno, quienes lo ejercen tienen que serlo.
¿Quieren dignificar el trabajo docente? que la formación del docente sea rigurosa, ética, bien fundamentada, exigente y ubicada en el tiempo actual (es sorprendente que las escuelas de formación docente, en pleno siglo XXI sigan con planes del siglo XIX) para que solo se queden los que de verdad tienen que estar.
Eliminar a los chupópteros que nada mas están chupando del frasco y cuyo emblema es: «Me la suda si aprueban o no, a mi me pagan de todas las maneras». Que hagan una limpia con todos esos maestros «pasa horas» hasta que les llegue la jubilación, todos esos profesionistas que están de maestros únicamente porque no encontraron curro en su área y que carecen por completo de cualquier ápice de interés de formarse como maestro.
Quizá la pretensión de Reverte sea el subir el sueldo para afianzar este tipo de “educación”, desde luego no muy dispar a su manera de pensar retrógrada, machista y capitalista atroz.  Hablar de élite y de Salvadorxs ya es el broche final para bordar las 21 palabricas, habrá quien lo vea como un halago… , a mi personalmente me parece del todo patético, jerárquico y más que fuera de lugar en cualquier contexto, pero sobre todo en referencia a la educación, donde abogar por la horizontalidad debería de ser una de sus premisas inalterables.
Observar que para poder realizar cualquier estudio dirigido al ámbito de la educación en los países del norte de Europa tienes que cumplir unos cuantos requisitos especificos, notas altas y exigencias formativas en cuestión de psicología, valores sociales y éticos, ciudadanía… y ver que aquí casi casi lo puede hacer hasta casi casi mi perra… lo dice todo sobre la importancia que se le da en este Estado a la Educación (y a todo, vamos).
Por suerte esto no es lo que sobresale y define la educación, hay muchas y muchos profesionales como la copa de un pino, gente que vive para y por su trabajo, que disfrutan con lo que hacen, fomentando una educación de calidad para todas y todos, igualitaria y preocupada por la persona y sus inquietudes, personas que luchan y EDUCAN con letras mayúsculas, transmiten los valores que todo ser humano deberíamos hacer nuestros, promoviendo que esta sociedad sea un lugar un poquito más igualitario, empático, colectivo, solidario y feliz. Gracias!

La Educación es la base de la sociedad y la sociedad debería ser la base de la Educación. Sin una base bien cimentada… estamos perdidas!

Vigilar y Castigar. Michel Foucault (pdf)

suplicio Damiens

 

Quizá nos dan hoy vergüenza nuestras prisiones. El siglo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites y a veces en el corazón de las ciudades. Le encantaba esta nueva benignidad que remplazaba los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y de saber corregir en adelante las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social. A los que roban se los encarcela; a los que violan se los encarcela; a los que matan, también. ¿De dónde viene esta extraña práctica y el curioso proyecto de encerrar para corregir, que traen consigo los Códigos penales de la época moderna? ¿Una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien una tecnología nueva: el desarrollo, del siglo XVI al XIX, de un verdadero conjunto de procedimientos para dividir en zonas, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez «dóciles y útiles». Vigilancia, ejercicios, maniobras, calificaciones, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros, una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, se ha desarrollado en el curso de los siglos clásicos, en los hospitales, en el ejército, las escuelas, los colegios o los talleres: la disciplina. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades: pero les dio un subsuelo profundo y sólido — la sociedad disciplinaría de la que seguimos dependiendo

Vigilar y castigar trata sobre la evolución de los métodos de castigo y vigilancia desde la sociedad medieval a la contemporánea. El libro está dividido en cuatro partes: Suplicio, Castigo, Disciplina y Prisión. En la primera parte, “Suplicio” Foucault analiza la relación del cuerpo con los sistemas de castigo y como esta relación ha ido cambiando en el correr del tiempo; pasando del castigo físico extremo, cruel y sangriento a la vista del público a mecanismos punitivos más “humanos” a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, en donde el castigo ha dejado de estar centrado en el sufrimiento físico y se ha concentrado en la pérdida de un bien o de un derecho, aunque Foucault dice: “Pero un castigo como los trabajos forzados o incluso como la prisión —mera privación de libertad—, no ha funcionado jamás sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al cuerpo mismo: racionamiento alimenticio, privación sexual, golpes, celda. (1975, p.17)”. El objetivo de castigo ya no es el cuerpo, sino algo más profundo: el alma, para llegar al corazón, los pensamientos, la voluntad,etc..

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Fuego Queer: La brigada george Jackson contra el sexismo y la lucha gay contra la prisión

 

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«En agosto de 1971 era tiroteado por sus carceleros George Jackson, preso negro politizado en la cárcel y simpatizante del Partido Pantera Negra. Un motín en la prisión de San Quintín, California, donde lo tenían encerrado, fue la excusa de sus asesinos. Cuatro años después una tropa de pordioseros lumpen-proletariats politizados con una versión del marxismo bastante heterodoxa usaban su nombre para fundar un grupo armado que haría temblar a las autoridades del estado de Washington y de todos los EEUU. Un grupo en el que las disidentes sexuales y raciales no eran, como ha venido siendo habitual en la lucha armada contra el capitalismo, en absoluto minoría. La Brigada George Jackson demostró en la segunda mitad de los turbulentos años setenta estadounidenses que empuñar un arma o colocar una bomba no es patrimonio exclusivo de hombres heterosexuales blancos, que la violencia política contra el Estado y el Capital es tan ejercible y necesaria para una persona disidente sexual como para una trabajadora oprimida por el terrorismo laboral. Una vez recluidos en el inmensísimo sistema penitenciario estadounidense, demostraron que la cárcel no es una realidad ajena a la comunidad gay, lesbiana y trans, sino que también la sufre, forma parte de la opresión que la acosa en la calle y es necesario llevar a cabo una lucha específica no heterosexual contra ella, dentro y fuera de los muros. En el estado español la lucha anticarcelaria no ha sido tan extrema como en EEUU, si bien las condiciones tampoco lo son. Pero sí existe una opresión específica contra los y las disidentes sexuales y de género, y ésta se ha empezado a tratar tímidamente en algunos ámbitos disidentes barceloneses y de forma más anecdótica aún en otros lugares del Estado. La lucha anticarcelaria general tampoco ha dejado de citar esta opresión específica. Y es que es difícil no reaccionar ante situaciones tales. Entramos en una época en la que la socialdemocracia se relanza, y no serán extrañas las medidas como la Ley contra la homofobia catalana que intenten hacer que comulguemos con nuestra opresión específica gracias a convertirla en más soportable. La existencia o no de la cárcel no es negociable, es un instrumento de tortura del estado contra sus opositores sociales y políticos, de la burguesía contra sus súbditos proletarios, de los blancos contra los no blancos, de los heterosexuales cis-género contra la divergencia sexual… una sociedad que permita la cárcel no merece llamarse sociedad. Ahora y siempre, abajo los muros de las prisiones.»

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la muerte de la familia. David Cooper

davidLa muerte de la familia es un manifiesto revolucionario, escrito por el antipsiquiatra inglés David Cooper, con la pretensión de conseguir el cambio social.

El libro es una crítica a la familia nuclear de la sociedad capitalista, considerándola fracasada y heredera de la sociedad esclavista y de la sociedad feudal, por lo que propone su desaparición. Habla de la superación de todos los prejuicios que impone la sociedad actual, defendiendo la libertad absoluta. Por ello, hace referencia a la “muerte de Dios” y a la revolución social”, diciendo que serán posibles sólo cuando se haya liquidado la familia actual de carácter represivo y jerárquico. Y a su vez ve al instinto como fuente de “salvación”.

Hace una toma de postura frente a las grandes conmociones del tercer mundo, la guerrilla urbana, el cuestionamiento estudiantil de la enseñanza universitaria, las nuevas formas de relación sexual y sobretodo el cuestionamiento de la familia en su estructura actual.

 

libro: la-muerte-de-la-familia-david-cooper-1971

fuente

earthlings- joaquin phoenix. Documental

 

«Dado que todos habitamos La Tierra, todos somos considerados terrícolas. No hay sexismo, racismo ni especismo en el término terrícola y abarca a todos y cada uno de nosotros, de sangre caliente o frí­a, mamífero, vertebrado, ave, reptil, anfibio, pez o humano. Los humanos por lo tanto, no siendo la única especie sobre el planeta, comparten este mundo con millones de otras criaturas, dado que todas evolucionamos aquí­ juntas. Sin embargo, somos los humanos quienes tratamos de dominar La Tierra, a menudo tratando a otros seres como meros objetos. Esto es lo que quiere decir especismo. Por analogía con el sexismo o el racismo, el término especismo es un prejuicio o actitud favorable hacia los intereses de los miembros de la misma especie y contra los miembros de otras especies. Si un ser sufre, no existe justificación para no tener en consideración ese sufrimiento. No importa la naturaleza del ser. El principio de igualdad requiere, que el sufrimiento de uno, sea valorado de igual forma que el sufrimiento del otro. El racista viola el principio de igualdad, al dar mayor peso a los intereses de los miembros de su propia raza, cuando hay un conflicto entre sus intereses y los de otra raza. El sexista viola el principio de igualdad, al favorecer los intereses de su propio sexo. Igualmente, el especista permite que los miembros de su misma especie, sobrepasen los intereses de los miembros de otras especies. En cada caso el patrón es el mismo. Racismo, sexismo, especismo.»

 

tras el pasamontañas (2006). Documental

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El vídeo es un documental acerca de esas personas anónimas que cubren su rostro para dar la cara por aquellxs que lxs demás olvidan interesadamente, porque son su comida, son sus productos de aseo, son su ropa, son sus tardes en el zoológico con sus hijxs, son sus mascotas o su ocio circense o tauricida. Gente como Rod Coronado (para conocer su historia recomiendo también leer el libro “Encendiendo la llama del ecologismo revolucionario” o en su defecto el texto “Memorias de libertad”, que podéis encontrar de hecho anexo en dicho libro), Jill Phillips (comprometida activista británica, asesinada en el aeropuerto de Coventry, cuando decidió permanecer delante de un camión de transporte de animales conducido por un bastardo descerebrado que decidió pasarle por encima), Ronnie Lee (quién fundó primero la llamada “Banda de la misericordia”, llevando a cabo numerosas acciones y siendo encarcelado por ello, convirtiéndose en una de las primeras personas en llevar a cabo una huelga de hambre en el talego para lograr acceso a comida vegana y desatando en el exterior una campaña de solidaridad que entre otras cosas, dio forma al proyecto que luego sería el FLA) y otras tantas personas que escogen la vía ilegal a la hora de defender el derecho a la vida de aquellxs para quienes las leyes y la “justicia” de las instituciones no funcionan ni sirven para nada, salvo para someterlxs a la más cruel de las torturas, y condenarles a muerte. Lxs que se la juegan por aquellxs a lxs que nadie más escucha gritar en las jaulas de los laboratorios de vivisección, de las peleterías, los mataderos y otras industrias asesinas y sádicas que se enriquecen torturando y esclavizando a lxs que no pueden defenderse de ninguna forma, y que lo único que se merecen es arder junto a lxs miserables que las gestionan.

La liberación animal no es algo negociable, ni sobre lo que, al menos desde mi punto de vista, deba existir debate o diálogo alguno, porque no se puede discutir sobre la validez de una vida, o sobre el derecho de un ser sintiente a la libertad y el bienestar. De hecho, para mí es algo horrible ya el acto en sí de plantear dicho debate en las condiciones actuales, en las que la explotación animal no sólo es realizada de forma industrial y con fines estrictamente . Escoged, por las buenas o por las malas, o les soltáis, o siempre habrá personas dispuestas a luchar por soltarles, y que además os harán todo el daño económico (e incluso físico, aunque en particular el FLA establece como un principio básico de sus acciones no incluir daño físico a ningún/a ser sintiente) necesario para que no volváis a enjaularlxs, es así de sencillo.

Extraído desde: La Rebelión de las Palabras

Carceleras del franquismo

       Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, orden que controló las galeras de mujeres durante el siglo XIX y varias prisiones franquistas, recibe el 21 de octubre el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

 

Fernando Cárdenas y Jordi Parra

       Avaricia, frialdad, egoísmo, insensibilidad ante el sufrimiento ajeno, torturadoras psicológicas. Éstas son algunas de las virtudes de las Hijas de la Caridad señaladas por presas políticas del franquismo. Ajeno, el jurado del galardón destaca “su excepcional labor social y humanitaria en apoyo de los desfavorecidos desarrollada de forma ejemplar durante casi cuatro siglos”. Y las premia “por su promoción en todo el mundo de los valores de justicia, paz y solidaridad”.

A sus 85 años, Maria Salvo i Iborra, presa política durante 16 en las cárceles de Franco por pertenecer a las Juventudes Socialistas de Cataluña, recuerda muy bien a estas religiosas que controlaron la Prisión Provincial de Mujeres de Las Corts, en Barcelona: “En los dos años que estuve allí, no tengo ningún recuerdo bueno de ellas. Dirigían la cárcel con favoritismos y una falta de humanidad escalofriante”.

       “La comida que nos daban era infame –rememora Maria–, incomestible. Pasamos mucha hambre. Sólo nos daban boniatos hervidos con col, mientras las monjas comían de maravilla porque tenían un huerto magnífico que cultivaban las reclusas”.

A punto de recibir la Creu de Sant Jordi por su labor en la recuperación de las libertades democráticas y con la Medalla de la Ciudad de Barcelona en su poder, Maria Salvo evoca la falta de higiene y las enfermedades pasadas en Las Corts: “Contraje una colitis que arrastro de por vida. En una ocasión, y por orden del médico, las monjas tuvieron que instalarnos a cuatro enfermas cerca de su recinto. Por las noches y arriesgándose mucho, una presa común que trabajaba en la cocina de las Hijas de la Caridad nos pasaba alguno de sus platos. Eran guisos estupendos y cocidos suculentos”.

“La comparación entre lo que ellas comían y lo que nos daban a nosotras –continúa Maria Salvo– era brutal. Había mujeres que se caían de hambre en las formaciones de la prisión y estas monjas no hacían nada. Su frialdad era tremenda, inhumana. ¡Qué falta de sensibilidad mostraban para contemplar dos veces al día el rancho infame que nos servían, conociendo los beneficios de su enorme huerto!”.

Ricard Vinyes, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Barcelona, precisa en un artículo publicado en la revista Historia Social de la UNED: “El huerto constituyó una de las fuentes de enriquecimiento de la administración, pero no de las presas”. En su obra Irredentas. Las presas políticas y sus hijos en las cárceles franquistas (Temas de Hoy), cuenta cómo las encarceladas trabajaban “en el inmenso huerto para redimir pena y cobrar algo de dinero –4,50 pesetas por nueve días de trabajo– con el que poder comprar en el economato de la cárcel las verduras que habían cultivado con su propio esfuerzo”.

Los libros de contabilidad del citado huerto fijan la producción de verdura, legumbre y patata en el mes de mayo de 1941 en 1.226 kilos, como en el resto de los meses. En junio y julio se suma la obtención de fruta. Vinyes resume los dos tipos de quejas elevadas por las presas: “La salida irregular de productos de la cárcel con destino al mercado negro y el alto precio de los que se vendían en el economato de la prisión”. Ninguna de las responsables en España de la orden religiosa ha respondido a interviú acerca de todas estas acusaciones.

Tortura psicológica

“Sus castigos –continúa Maria Salvo– eran aleatorios, ladinos, refinados, de maltrato psicológico. Por ello, es cuando menos sorprendente que le concedan el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia a una comunidad que actuó sin caridad, con avaricia y torturándonos psicológicamente”.

El castigo más doloroso para estas mujeres encarceladas, separadas de sus hijos (los niños ingresaban en hospicios al cumplir tres años de edad) y, en la mayoría de los casos, con sus maridos, padres o hermanos fusilados, era perder la comunicación con el exterior. “Las monjas te rompían la carta de un hijo o te castigaban suprimiéndote las visitas con la familia. El bien más preciado de todas aquellas prisioneras –explica Maria– era saber de sus seres queridos, y que sólo podían tenerlo, con suerte, una vez al mes. Si cuando llega ese bien, te lo rompen, sufres un trauma terrible… Era maldad rasgar las cartas en vez de guardarlas y entregarlas al final del castigo”.

Ricard Vinyes también abunda en “la arbitrariedad ejecutiva como norma de funcionamiento en la vida carcelaria”. La Junta de Disciplina de Las Corts, el máximo órgano directivo y gestor de la cárcel, estaba formada por el director, el médico, el capellán y sor Felipa García Sánchez, secretaria en funciones de administradora. “El control de las Hijas de la Caridad –asegura Vinyes– era completo porque sólo las religiosas mantenían trato directo con las presas”.

Maria Salvo, detenida a los 21 años, torturada y condenada a 30 años de prisión “por delitos como la masonería, que yo ni sabía lo que significaba”, recuerda muy bien a sor Ausencia, “siempre atenta para descubrir cualquier infracción que cometiéramos, como intentar ducharnos cuando lo necesitábamos y no nos lo permitían”. El “único recuerdo humano” que tiene de estas hermanas es el de sor Juana, “porque a veces permitía que otras presas nos pasaran algo de comer o algún trapo cuando teníamos la regla (un gran problema entre mujeres jóvenes en aquel lugar)”.

Tomasa Cuevas, de 88 años, está ingresada actualmente en un centro geriátrico de Barcelona. En su obra Testimonio de mujeres en las cárceles franquistas (UNED, 2005) precisa: “Las monjas se quedaban con una parte regular del dinero que obtenían de las labores que hacíamos las presas. Cuando nos enteramos de que lo vendían al doble de precio, decidimos poner un papelito con el valor en cada labor. Les molestó tanto que no nos permitieron bajar a las comunicaciones con nuestros trabajos. Al final llegamos a un acuerdo con ellas diciendo que les daríamos un tanto por ciento de lo que vendiéramos”.

Ricard Vinyes relata la negociación: “Las religiosas disponían de una red bien organizada de contactos que, bajo el nombre de Ropero de Caridad, comercializaba los trabajos de las reclusas entre familias acomodadas de Barcelona. Una parte de la ganancia era retenida por las religiosas El resto iba a las presas, pero éstas nunca conocían el precio real de la venta de sus productos”.

En la memoria de Maria Salvo tampoco se ha borrado el oscuro incidente de las Hijas de la Caridad en la cárcel de Alcalá de Henares (Madrid), donde ella estuvo recluida en 1956. “Estando allí –relata– eligieron a una compañera, presa política y maestra, llamada Carmen Orozco, para que les ayudara a llevar la administración del economato de la cárcel. Carmen comprobó que vendían la mitad de los suministros que entraban para las penadas y lo denunció ante el director de la prisión. El director, un falangista y hombre íntegro, llamó a las monjas y les dijo que prescindía de sus servicios. Luego le costó a él el cargo”.

Mano de hierro

El historiador Fernando Hernández Holgado, autor de Mujeres encarceladas (Marcial Pons Historia Estudios, 2003) añade más datos. Tras instalarse en España en 1790, las Hijas de la Caridad “gobernaron con mano de hierro las galeras o antiguas cárceles de mujeres durante buena parte del siglo XIX y comienzos del XX hasta ser expulsadas en 1931 por Victoria Kent, la primera directora general de Prisiones de España, que las sustituyó por un cuerpo de funcionarias especializadas”.

Acabada la Guerra Civil, continúa Hernández, “el dictador Franco volvió a recurrir a ellas como carceleras en establecimientos de infausta memoria”. En diciembre de 1940, 342 religiosas de 15 órdenes diferentes se encontraban repartidas por 40 cárceles españolas, precisa la Memoria Oficial del Patronato de Redención de Penas de 1941. Sus funciones, según el documento, eran: “Encargarse de todo el gobierno interior, del mantenimiento de la disciplina de las reclusas, de las clases de enseñanza y de la dirección de los talleres”.

La madre superiora formaba parte del máximo órgano consultivo del centro, la denominada Junta de Disciplina. El control de las religiosas en las prisiones fue creciendo, y las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl se hicieron con la administración absoluta de la prisión barcelonesa de Las Corts en 1943.

Vinyes, en su citado artículo, narra la entrada en esa cárcel: “Una monja tocada con las amplias alas blancas del singular hábito de la Orden de la Caridad introducía a las detenidas entre las paredes de un mundo construido para castigar y estructurado para aniquilar la dignidad desposeyendo día a día las defensas físicas y la voluntad a sus habitantes”. Mavis Bacca Dowden, presa en Las Corts acusada de espía de los aliados, fue más dura: “Aquí dentro nada os pertenece excepto lo que habéis comido y no siempre, porque es probable que lo vomitéis”.

El número 89 del semanario Redención (definido en la Memoria del Primer Año de la Obra de Redención de Penas 1939-1940 como “el órgano más eficaz de Orientación del Patronato de prisiones y su vehículo principal de propaganda”) destacaba: “La superiora en una prisión de mujeres es una jefa de servi cios permanente y, por tanto, con una mayor responsabilidad puesto que ella sola es quien recibe las órdenes, quien las interpreta y quien las transmite”.

La candidatura de las Hijas de la Caridad al Premio Príncipe de Asturias, propuesta por la Conferencia Episcopal, se impuso a la de la Organización Nacional de Trasplantes y a la de la Organización Internacional del Trabajo. “¿Qué papel juega la Iglesia en este proceso de rememoración colectiva? ¿Pasará esta orden religiosa a la historia por algo que no fue?”, se pregunta Fernando Hernández.

Nieves Torres fue detenida a los 19 años por pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas. Hoy tiene 87 y no olvida a las Hijas de la Caridad: “Yo era católica, apostólica y romana. Iba a misa todos los domingos, pero perdí mi religión al ver cómo se comportaban las monjas y los sacerdotes en las cárceles”.

Nieves rememora un irónico “acto de caridad” de estas hermanas: “Teníamos que comer en completo silencio sin apenas mirarnos a los ojos, mientras nos leían alguna historia de santos. La comida era aguachirri. Un día, una de las presas ancianas dijo que aquello era agua. La hermana cogió el plato, lo llevó al grifo, lo llenó de agua y se lo puso de comer”.

“Eran unas marimandonas –cuenta– que nos hacían la vida imposible: siempre vigilándonos para ver cómo podían herirnos. Nos trataban con malos modos, nos tenían en condiciones miserables y jamás tuvieron un detalle de dulzura o un gesto cariñoso. Eran egoístas y malas personas”. No hay regla sin excepción, y en los 16 años que estuvo encarcelada, la excepción se llamó sor Catalina: “Ella sufría al ver la maldad de las monjas, pero decía que no podía dejarlas por el qué dirían en su pueblo”.

Su trabajo en la Prisión de Palma de Mallorca, un hospicio de ancianos convertido en cárcel en noviembre del 36, no mejora la imagen de esta congregación. David Ginard i Féron, doctor en Historia por la Universitat de les Illes Balears, recoge numerosos testimonios de antiguas presas del centro en su libro Matilde Landa. De la Institución Libre de Enseñanza a las prisiones franquistas (Ediciones Flor del Viento, 2005). La falta de higiene (“nos daban mantas mugrientas y unos jergones de paja, desechados por el ejército tras años de uso, con manchas repugnantes que daban náuseas”), la comida “escasa e infecta” y el sometimiento de las reclusas salpican las páginas del libro.

Egoístas y mezquinas

“La mezquindad de las monjas encargadas del funcionamiento de la prisión llegó al extremo de vender en el economato el pescado que nos donaba el pueblo”, recoge otro de los testimonios. Isabel Coll Martí, ex presa que a sus 86 años sigue viviendo en la isla, recuerda cómo “las monjas se embolsaban una parte del dinero recaudado por el fotógrafo que nos retrataba el día de la Merced. Las Hermanas de la Caridad ganaron dinero a nuestra costa. En otra ocasión se quedaron con la leche y una gran coca (bollo azucarado típico de las islas) que me llevó mi hermano”. Isabel, encarcelada en 1939 con 20 años, evoca a las dos únicas monjas que fueron buenas: sor Isabel y sor María. “Eran caritativas y cariñosas; pero en cuanto su superiora se enteró del comportamiento que tenían con nosotras, las trasladó a otros sitios”, señala Isabel Coll.

Los testimonios se acumulan. Antonia García Toñi, torturada con corrientes eléctricas en los oídos, permaneció tres años en Palma. Como cuenta en la citada obra de Tomasa Cuevas: “Llegó a tanta nuestra depauperación y delgadez que todas o casi todas teníamos la última vértebra al descubierto y no nos podíamos sentar más que de lado”.

Desmanicomialidades. Cuentos, divagues, delirios, Martín Moreno

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“Que confusión, cuando el loco que nos habita, desborda y las palabras no cierran en los abrazos insuficientes. La impotencia, se torna violenta y termina con una inyección de haloperidol intramuscular, para aplacar la incapacidad de todos. Eso es marca registrada en toda internación y traza la linealidad sin retorno, en un más allá del delirio, en la soledad de los calabozos y de los encierros químicos, donde el espíritu indómito de la locura, claudica en el vacío eterno de un manicomio.”(Desmanicomialidades. Cuentos, divagues, delirios)

“Desmanicomialidades. Cuentos, divagues, delirios” (2013) del psiquiatra paraguayo Martín María Moreno Giménez no es una obra en sí misma antipsiquiátrica, no obstante esto en sus relatos nos encontramos con una fuerte crítica y denuncia al modelo de manicomio y sus dispositivos de control asociados.

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Última advertencia para el Partido Imaginario (TIQQUN) / concerniente al espacio público


Artículo Primero
La destinación del espacio público es el intercambio y la circulación de mercancías. Como todas las otras mercancías, los hombres se desplazan en él libremente.
Artículo 2
El espacio público es el espacio que no le pertenece a nadie. Lo que no le pertenece a nadie, pertenece al Estado. El Estado concede a la semiocracia mercantil la ocupación del susodicho espacio.
Artículo 3
Las oficinas están hechas para trabajar. La playa está hecha para broncearse. Quienes desean divertirse se desplazan de buena gana a los espacios de ocio, discotecas y otros parques de atracciones acondicionados para dicho efecto. En las bibliotecas, hay libros. En los asilos, hay ancianos. En las casas, hay familias. La vida está hecha de momentos recortables. Cada momento tiene su lugar. Todo está en orden. Nadie se queja de ello.
Artículo 3 bis
El desorden también tiene su función especial. Cabe en lo Integral, en el lugar previsto para los acontecimientos imprevistos. Para el bienestar de todos, los ciudadanos son invitados a encontrarse en la vía pública durante festivales organizados para su consideración, en intervalos regulares, por los servicios proporcionados por el Ministerio del Interior y de la Cultura. Nuestros agentes ambientales están para servirte. Y no queda prohibido el ser amable con ellos, aun si estás en regla.
Artículo 4
A todo niño está asignado un adulto-referente. Ese adulto es responsable ante la Ley del comportamiento del niño que le ha sido atribuido. Debido a su formación psico-social todavía incompleta, e incluso en beneficio de su desarrollo, los niños no tienen ningún lugar para jugar dentro del espacio público que no disponga de la vigilancia de sus respectivos adultos-referentes. En cualquier circunstancia, los niños están clasificados en dos grupos: los hipercinéticos, que reciben Ritalin, y los hipocinéticos, que conviene asignarles Prozac. ¡Feliz cumpleaños!
Artículo 5
Con el fin de preservar el paisaje y de respetar el ambiente social, parece preferible que los cuerpos no conformes con las normas estético-sanitarias en vigor, publicadas cotidianamente en la prensa nacional, se abstengan de circular en las áreas públicas entre las 9 a.m. y las 8:30 p.m. Durante este intervalo de tiempo, los mendigos serán, en cambio, tolerados en los puntos de mayor afluencia, donde ellos participan en la edificación de todos y cada uno, por medio del repulsivo ejemplo que constituyen.
Artículo 6
El propósito de la vida es la felicidad. La felicidad es un dato objetivo que se mide en cantidades exactas. Ahora bien, como todos saben hoy en día: donde reina la transparencia, reina la felicidad; aquello que no procura mostrarse busca, por ello mismo, esconderse; y todo lo que procura esconderse tiene que ser considerado como sospechoso. Así pues, es deber del Biopoder intervenir haciendo desaparecer toda la opacidad de tu vida. El Biopoder desea tu felicidad. Y si es necesario, la deseará en contra tuya.
Artículo 7
Es conveniente, por la seguridad de todos, que el espacio público sea integralmente vigilado. Las masas son invitadas, donde el control sigue siendo imperfecto, a reprimir en su interior todo comportamiento contrario a la dignidad humana. Así pues, toda aglomeración anónima y toda conducta anormal deberán ser denunciadas a la patrulla más cercana de la Acción de Vigilancia Preventiva (AVP). Denunciar a los agentes del Partido Imaginario que haya entre nosotros es un deber ciudadano, es obrar por su propio bien, y por el bien de todos.
Artículo 8
El espacio público es un espacio neutro, lo cual quiere decir que todas las manifestaciones de existencia singular representan en él un perjuicio a la integridad del prójimo. A partir de ahora, todo será implementado —mobiliario urbano, decorados apropiados, Control Continuo (CC)— para volver imposibles tales demostraciones, de las cuales se conoce la intolerable molestia que causan a nuestros conciudadanos.
Artículo 9
Agradecemos a todos aquellos que han contribuido con su buen comportamiento a hacer que estos principios sean cosa normal.
Artículo 10
NADA DEBE ACONTECER DE NUEVO.
Traducción por Camilo Barría R.

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Normalidad anormalizada, superflua. Incongruencia mayúscula que define una personalidad cambiante pero fija e inamovible.  Su sufrimiento es el placer y su placer su sufrimiento. Personalidad extrovertida que navega entre introspección  tan anormalnormalizadamente, que berrea llamando la atención para ser invisible, folla para continuar virgen y muere para seguir viva. Una muerta en vida y una viva en muerte.